Mi Libro Favorito - El Principito

Leemos entrevistas en las cuales a los personajes se les pregunta por su músico, grupo , e incluso canción favorita. La canción favorita, entre tantas joyas de la música, ¿no sería mucho especificar? También se pregunta sobre el libro favorito.

Al leer esto, siempre me planteo ese tipo de preguntas a mí misma, y nunca encuentro la respuesta, ¡hay tantas y tantos que me gustan, que sería muy difícil elegir un grupo, cantante, canción, escritor o libro favorito ! En serio, me lo he planteado en muchísimas ocasiones sin encontrar respuesta ya que suelo emocionarme con facilidad al escuchar aquellas canciones que me gustan más que otras. En definitiva, yo tendría que hablar en plural (mis favoritos o favoritas), e incluso la lista sería muy extensa.

Al cumplimentar el perfil en este blog se pregunta también lo mismo. Y cuando veo los perfiles de otros bloggers, compruebo que hay a quienes les ocurre exactamente igual que a mi:

¡¡¡¡ hay tantos que la lista sería enorme !!!!

Hace un tiempo, por circunstancias especiales, de repente me acordé de un libro que leí hace muchísimos años y de algunos detalles del argumento que me llamaron especialmente la atención. Busqué el libro y lo volví a leer. Entonces comprendí lo que en otra ocasión dada mi juventud e inmadurez no supe. ¡¡¡¡ Ese era mi libro favorito !!!! Pero eso no era todo ..........

Para mi sorpresa, también había un capítulo favorito (eso era mucho especificar entre tantas obras de arte de la literatura mundial, pero así era).

Mi libro favorito es "El principito" (Antoine Saint Exupéry) y mi capítulo favorito es el 21:

Capítulo 21

ENTONCES apareció el zorro:
-¡Buenos días! -dijo el zorro.
-¡Buenos días! -respondió cortésmente el principito que se volvió pero no vio nada.
-Estoy aquí, bajo el manzano -dijo la voz.



-¿Quién eres tú? -preguntó el principito-. ¡Qué bonito eres!
-Soy un zorro -dijo el zorro.
-Ven a jugar conmigo -le propuso el principito-, ¡estoy tan triste!
-No puedo jugar contigo -dijo el zorro-, no estoy domesticado.
-¡Ah, perdón! -dijo el principito.
Pero después de una breve reflexión, añadió:
-¿Qué significa "domesticar"?
-Tú no eres de aquí -dijo el zorro- ¿qué buscas?
-Busco a los hombres -le respondió el principito-. ¿Qué significa "domesticar"?
-Los hombres -dijo el zorro- tienen escopetas y cazan. ¡Es muy molesto! Pero también crían gallinas. Es lo único que les interesa. ¿Tú buscas gallinas?
-No -dijo el principito-. Busco amigos. ¿Qué significa "domesticar"? -volvió a preguntar el principito.
-Es una cosa ya olvidada -dijo el zorro-, significa "crear lazos... "
-¿Crear lazos?
-Efectivamente, verás -dijo el zorro-. Tú no eres para mí todavía más que un muchachito igual a otros cien mil muchachitos. Y no te necesito. Tampoco tú tienes necesidad de mí. No soy para ti más que un zorro entre otros cien mil zorros semejantes. Pero si me domesticas, entonces tendremos necesidad el uno del otro. Tú serás para mí único en el mundo, yo seré para ti único en el mundo...
-Comienzo a comprender -dijo el principito-. Hay una flor... creo que ella me ha domesticado...
-Es posible -concedió el zorro-, en la Tierra se ven todo tipo de cosas.
-¡Oh, no es en la Tierra! -exclamó el principito.
El zorro pareció intrigado:
-¿En otro planeta?
-Sí.
-¿Hay cazadores en ese planeta?
-No.
-¡Qué interesante! ¿Y gallinas?
-No.
-Nada es perfecto -suspiró el zorro.
Y después volviendo a su idea:
-Mi vida es muy monótona. Cazo gallinas y los hombres me cazan a mí. Todas las gallinas se parecen y todos los hombres son iguales; por consiguiente me aburro un poco. Si tú me domesticas, mi vida estará llena de sol. Conoceré el rumor de unos pasos diferentes a todos los demás. Los otros pasos me hacen esconder bajo la tierra; los tuyos me llamarán fuera de la madriguera como una música. Y además, ¡mira! ¿Ves allá abajo los campos de trigo? Yo no como pan y por lo tanto el trigo es para mí algo inútil. Los campos de trigo no me recuerdan nada y eso me pone triste. ¡Pero tú tienes los cabellos dorados y será algo maravilloso cuando me domestiques! El trigo, que es dorado también, será un recuerdo de ti. Y amaré el ruido del viento en el trigo.
El zorro se calló y miró un buen rato al principito:
-Por favor... domestícame -le dijo.
-Bien quisiera -le respondió el principito pero no tengo mucho tiempo. He de buscar amigos y conocer muchas cosas.
-Sólo se conocen bien las cosas que se domestican -dijo el zorro-. Los hombres ya no tienen tiempo de conocer nada. Lo compran todo hecho en las tiendas. Y como no hay tiendas donde vendan amigos, los hombres no tienen ya amigos. ¡Si quieres un amigo, domestícame!
-¿Qué debo hacer? -preguntó el principito.
-Debes tener mucha paciencia -respondió el zorro-. Te sentarás al principio un poco lejos de mí, así, en el suelo; yo te miraré con el rabillo del ojo y tú no me dirás nada. El lenguaje es fuente de malos entendidos. Pero cada día podrás sentarte un poco más cerca...



El principito volvió al día siguiente.
-Hubiera sido mejor -dijo el zorro- que vinieras a la misma hora. Si vienes, por ejemplo, a las cuatro de la tarde; desde las tres yo empezaría a ser dichoso. Cuanto más avance la hora, más feliz me sentiré. A las cuatro me sentiré agitado e inquieto, descubriré así lo que vale la felicidad. Pero si tú vienes a cualquier hora, nunca sabré cuándo preparar mi corazón... Los ritos son necesarios.
-¿Qué es un rito? -inquirió el principito.
-Es también algo demasiado olvidado -dijo el zorro-. Es lo que hace que un día no se parezca a otro día y que una hora sea diferente a otra. Entre los cazadores, por ejemplo, hay un rito. Los jueves bailan con las muchachas del pueblo. Los jueves entonces son días maravillosos en los que puedo ir de paseo hasta la viña. Si los cazadores no bailaran en día fijo, todos los días se parecerían y yo no tendría vacaciones.
De esta manera el principito domesticó al zorro. Y cuando se fue acercando el día de la partida:
-¡Ah! -dijo el zorro-, lloraré.
-Tuya es la culpa -le dijo el principito-, yo no quería hacerte daño, pero tú has querido que te domestique...
-Ciertamente -dijo el zorro.
- Y vas a llorar!, -dijo él principito.
-¡Seguro!
-No ganas nada.
-Gano -dijo el zorro- he ganado a causa del color del trigo.
Y luego añadió:
-Vete a ver las rosas; comprenderás que la tuya es única en el mundo. Volverás a decirme adiós y yo te regalaré un secreto.
El principito se fue a ver las rosas a las que dijo:
-No son nada, ni en nada se parecen a mi rosa. Nadie las ha domesticado ni ustedes han domesticado a nadie. Son como el zorro era antes, que en nada se diferenciaba de otros cien mil zorros. Pero yo le hice mi amigo y ahora es único en el mundo.
Las rosas se sentían molestas oyendo al principito, que continuó diciéndoles:
-Son muy bellas, pero están vacías y nadie daría la vida por ustedes. Cualquiera que las vea podrá creer indudablemente que mí rosa es igual que cualquiera de ustedes. Pero ella se sabe más importante que todas, porque yo la he regado, porque ha sido a ella a la que abrigué con el fanal, porque yo le maté los gusanos (salvo dos o tres que se hicieron mariposas ) y es a ella a la que yo he oído quejarse, alabarse y algunas veces hasta callarse. Porque es mi rosa, en fin.
Y volvió con el zorro.
-Adiós -le dijo.
-Adiós -dijo el zorro-. He aquí mi secreto, que no puede ser más simple: Sólo con el corazón se puede ver bien. Lo esencial es invisible para los ojos.
-Lo esencial es invisible para los ojos -repitió el principito para acordarse.
-Lo que hace más importante a tu rosa, es el tiempo que tú has perdido con ella.
-Es el tiempo que yo he perdido con ella... -repitió el principito para recordarlo.
-Los hombres han olvidado esta verdad -dijo el zorro-, pero tú no debes olvidarla. Eres responsable para siempre de lo que has domesticado. Tú eres responsable de tu rosa...
-Yo soy responsable de mi rosa... -repitió el principito a fin de recordarlo.

Este capítulo es una auténtica "oda a la amistad".

A veces nos sorprendemos cuando una persona conocida encuentra el amor a través de internet. ¿Cómo es posible sin conocerse? O mejor dicho, sin verse. La imagen física a veces es un obstáculo para llegar al interior de la persona, ya sea esta imagen de nuestro agrado o no.

Es cierto que se suele mentir mucho en los chats, pero en los casos en los que a través de internet hay sinceridad, esta es auténtica. Las personas poco a poco se desnudan por dentro y dejan salir al exterior toda su calidad humana, son ellos mismos, sin hipocresías sin mentiras, sin el obstáculo de la imagen física, y surge un vínculo muy estrecho e incluso el amor. Como decía el zorro: ¡ Si quieres un amigo, domestícame!

Nos vamos acercando poco a poco, nos vamos domesticando y haciendo amigos; entonces, seremos especiales para ellos o ellas. Ansiamos el momento del encuentro, les tomamos cariño "porque son nuestros amigos y eso los hace únicos en el mundo"

"La belleza física conquista los ojos; la personalidad conquista el corazón"

ENLACES RELACIONADOS:

- Un recuerdo de ti.

- La belleza física conquista los ojos; la personalidad conquista el corazón.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Recuerdo haber leído El Principito para hacerle el resumen a alguien que se lo pidieron estudiando y no tuvo ganas de hacerlo. Me gustó bastante. (Menos mal que lo leí en español porque lo que es francés...)

23 de junio de 2008 16:21

María José dijo...

Grego:Bien que te gustara, ahora lo puedes releer en tus vacaciones playeras.
Yo me leí el Poema de Mio Cid en castellano antiguo, un ejemplar antiquísimo que había en mi casa.
Hasta pronto.

25 de junio de 2008 22:00

Anónimo dijo...

Tengo para este verano el libro de Jesús Lens sobre Microcréditos.

25 de junio de 2008 22:30

Anónimo dijo...

Hola Mª José:

En primer lugar quiero agradecerte el que, a través de esas circunstancias coincidentes, hayas hecho mención de mi blog, es un satisfacción para mí, muchas gracias.

En la vida existen muchas coincidencias, hay cosas que es difícil de explicar, pero existen, a mí me ha sucedido muchas veces en otros lugares, con otras personas y en otras circunstancias, parece como si existiera la telepatía a través de esas hondas, no sé, sino no encuentro otra explicación.

De todas formas, me alegro el que hayamos coincidido de alguna manera, tú con este post, y yo a través del mío, parece que estamos en parecida honda, incluso, el otro día, coincidimos en la publicación del comentario aquí en tu blog y en el mismo minuto.

Quiero alegar aquí otra coincidencia al respecto, hace pocas semanas compré a mi hija el libro del principito y se le ha terminado de leer hace unos días ¿te das cuenta cómo siguen esas coincidencias? yo creo que tú y yo tenemos telepatía.

Encantada de estar en tu blog y te mando un abrazo.

26 de junio de 2008 15:41

María José dijo...

Grego: El verano da para varios ejemplares.

María: Tus palabras me hacen sintirme muy bien. Ya te lo dije, que había una especie de telepatía. A veces tú publicas ideas o temas que yo tengo en el borrador, o en mente.
He llevado unos días que no he podido entrar ni siquiera en mi blog. Pero cuando dispongo de un tiempo suficiente, me gusta vistar el tuyo, al que considero entre mis favoritos, por eso le he puesto el enlace no solo en este post, sino en la lista de mis blogs de interés. Es un placer para mi visitarte y leerte, y un honor que tú lo hagas en el mío.

26 de junio de 2008 16:56

Anónimo dijo...

Muchísimas gracias Mª José.

Te mando un beso.

26 de junio de 2008 20:23

QUINTEROSRAMIREZ dijo...

buenas, amo este libro tanto q me anime a hacer la continuacion para quitarle la melancolia.
face QUINRA mail quinterosramirez@hotmail.com

tal vez mi historia los reconforte.
los espero gracias por el espacio.

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