Teatro Romano de Mérida (España)


El Teatro Romano de Mérida se construyó en el año 16 a. de C. como obsequio del cónsul Marco Agripa, yerno de Octavio Augusto, a la ciudad Emerita Augusta., según se deduce de las inscripciones situadas sobre las dos puertas de acceso a la orchestra.

Es el mejor conservado del mundo y considerado Patrimonio de la Humanidad.

El Teatro fue el lugar donde se volcaron más los intereses políticos y donde más claramente se refleja el espíritu propagandístico que no respondieron a los gustos del público que decantó sus preferencias por los espectáculos de circo y anfiteatro.

Desde el Teatro, la autoridad realiza una eficiente propaganda de ella misma y del modo de vida romano, tanto a través del propio edificio ( la grandiosidad de su obra, epígrafes e iconografía) como por los mensajes que desde su escenario se pueden transmitir.


El graderío (cavea), con una capacidad para 6000 espectadores aproximadamente, se construyó, en parte aprovechando la ladera del cerro de San Albín.

Se accede siguiendo la vía que rodea la fachada del edificio. En ella se abren trece puertas que comunican con el interior.

El graderío se halla dividido en tres sectores, separados por unos pequeños muros, que responden a la diferenciación social de la época.

El inferior, ima cavea, dispone de veintidós gradas y seis puertas y seis puertas en su parte superior que se comunican con un corredor semicircular que facilita la salida por dos puertas situadas en los extremos.

Un pequeño espacio que corta el centro de las tres gradas inferiores, se ha interpretado como un santuario imperial.

La media y summa cavea, media y superior, poseen cada una cinco filas de asientos, siendo las últimas las que se conservan en peor estado.

Los espectadores se sentaban según su categoría social. En la parte inferior y próxima al escenario se sentaban los patricios. Esta es la parte más alta del teatro, donde se tenían que sentar los esclavos, estaba muy alto y había que entrar por la parte de atrás.

Esta es la parte de atrás del teatro, un gran corredor a su alrededor, con varias entradas para acceder a la parte más alta del teatro. A ese lugar solo se accede desde este lado, es decir, directamente desde la calle, para que los ciudadanos de distinta clase social no se mezclaran.


La orchestra (en la que se situaba el coro), pavimentada con losas de mármol, está rodeada de tres gradas de honor reservadas para las autoridades.

En su frente, un murete con alternancia de tramos curvos y rectos, le separa el escenario.

En el suelo del escenario, pulpitum, que estaría cubierto originariamente con madera, existen unos orificios en los que se colocarían los mástiles del telón y demás infraestructuras escénicas.

Tanto artística como arquitectónicamente, el frente de la escena es la zona más espectacular del teatro. Sobre un basamento de sillares recubiertos de mármol rojo, reposan dos cuerpos de columnas de orden corintio en las que se combina el mármol azulado de sus fustes con el blanco de basas y capiteles.

Sobre cada cuerpo de columnas se dispone un entablamento con arquitrabe, friso y cornisa ricamente decorado. Un gran muro revestido de mármol cierra la escena.

Entre las columnas, una serie de esculturas (réplicas de las originales que se hallan en el Museo Nacional Arqueológico) completa la decoración: Ceres, Plutón, Proserpina y estatuas, con togas unas y con corazas otras, que se han interpretado como retratos imperiales.

Unas dependencias adosadas a los extremos y a la parte posterior del frente eran utilizadas por los actores y técnicos de las representaciones.

Tras la escena, se construyó una gran zona ajardinada rodeada de columnas (peristilo) y pórticos, que sirvió como área de esparcimiento.

"Príncipe entre los monumentos emeritenses" lo denomina Menéndez Pidal, arquitecto que dirigió la reconstrucción del Teatro de Mérida desde 1.964. No sólo su monumentalidad le hace merecedor de este calificativo: por un lado, el comienzo de su excavación en 1.910, marca un hito en la arqueología emeritense; por otro, es el único edificio que tras su recuperación ha vuelto a cumplir su función original, celebrándose en él, desde 1.933, el Festival de Teatro Clásico.

Este blog estimula el respeto hacia aquellos restos del pasado, ya sean monumentos, construcciones o yacimientos arqueológicos, que constituyen nuestro patrimonio material cultural.

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2 comentarios:

Mª Antonia dijo...

A los 14 años fui de viaje de estudios a Mérida y quedé impresionada por su grandiosidad. Hace dos años volví y mi admiración se reafirmó de por vida.
Es una joya histórica palpable y viva.
Gracias por traerla hasta aquí, MªJosé.

María José dijo...

Mª Antonia:

Afortunadamente, estas ruinas siguen utilizándose para lo mismo que fueron construidas.

Es una excelente muestra de nuestro pasado y presente histórico.

Un saludo y gracias a ti.

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